domingo, 9 de enero de 2011

Hacia un Teatro de Retaguardia



Nuestro teatro no va al choque. Está atrás en la historia. No busca encumbrarse en los altos centros de la cultura. Es de los suburbios, un teatro periférico, hecho de barricadas ideológicas. Para quien ha sido derrotado, para quien lleva el desencanto en su discurso, sólo le queda resistir en su espacio. Que el sistema siga gobernando, lejos, alienando conciencias, destrozando revoluciones, pero que no nos aniquile. No tenemos vida. No tenemos trabajo. No somos productivos. Sucumbimos a la institución. Ya no soñamos con cambiar la sociedad. El sistema nos tiene adormecidos. El sistema nos quiere adormecidos. Adormecidos y sin derecho a soñar.
Hay que despertar, estar atento, pendiente de cualquier engaño. Un teatro paranoico. Un teatro de trincheras.
Sólo se que nada sé.


Lijando la frontera existencial
Entre el ser y el no ser

Pere-ser
    O
Ven-ser

Hasta vencer o perecer!!!

Inútiles Dardos Manifiestos

Todos los cabezas de vacas están celebrando, no necesitan razones. A duras penas se aferran con las (pez)uñas a la existencia. Y no necesitan más, tiene celebraciones, tienen vino, mendigas felicidades  y siguen adelante como si nada, en medio de la fiesta.

Y al final ¿donde mierda trascurre la vida? Salgo a la calle, me revuelco en las plazas y galerías comerciales, respiro un aire seco que me llega a las tripas. Corro tras la micros, me hacino en lugares públicos. Y ni aún así,  nada de nada. Ni una.
No se si hay que trabajar, pensar, cambiar la forma de vivir, dar saltos de ciego, vivir de mendicidades o jugarse la razón.
Encerrado, amarrado a rituales absurdos que se repiten sin cesar, hasta en cansancio, hasta la molestia, o la abulia, y el aburrieminto de los atardeceres, el cerebro atascado de smog.
Vivir como los poetas, vendiendo cruces, en el silencio, en el tunel, en pelotas aferrado de las tripas, sin dirección.
Un saludo de semáforos me palpita amargo.
Si aún así escribiendo se encuentra algún refugio, algo que respirar. Porque a veces me asfixio, y necesito escapar hacia dentro.
Escapar al encierro, ya que lo propio del animal no es la defensa, sino la huida.
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Tomé lápiz.
A lo lejos danzaba un poco, sólo un poco, los últimos acordes de Miles.
Rasgados, destripados, corrían por el aire los últimos acordes de Miles. Miles de acordes, atorados entre tanto smog, entre tantas pepas.
Miraba la ventana, no se porque, pero como que de pronto siento que, tal vez, en árboles naufragados en cunetas sucias,  entre colillas desteñidas y sor-beata(da) , sin sabor, los Miles acordes de Miles suenan y no se escuchan.
Los acordes se atascaron en alguna memoria. Ya no hay transistor que prenda atascado, en coágulos, de espasmos, en la canaleta, surge, de pronto, amargo, amarillo tuberculoso, la ultima nota escurrida entre cartas de magia pobre, escarchada de sueños y fluir de algunas letras de arcoiris desteñido, a borbotones se escucha ese Miles, como si no hubiera más Miles, sino el otro Miles solo Miles podría reconocer. Y al final, ese Miles  era el mismo Miles que los Miles jamás hubieran reconocido.

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Estética de circo pobre, artistas de paises con olor a paisaje, de buenos alumnos emoriones.
¿Sabías que en los países europeos no se enseña estética, osea, digo, así como nos enseñan a nosotros—no—(en-serio)?. No, no se enseña así como nos enseñan a nosotros, con acróbatas flacos, niños que les gusta recitar. (no—chucha) Países con filosofía no enseñan estética, o por lo menos, no como nos la enseñan a nosotros . Y esas vacas que engordan en serie ¿Quien las destripa en serio? (ni su sombra las aguanta), -las engordan si, pero no como nos enseñan a nosotros. AAAHHH YA! SE acabó el webeo, o la cortan o se inventan algo nuevo que enseñar (y que ya se enseñó en los países que no enseñan estética) 

jueves, 2 de diciembre de 2010

Teatro en Ruinas

El mito de Sísifo.
Al borde del Bio-bio.
Entre Rengo y Lientur.
Sujeto nómade, sujeto tribu.
El caracol no se desplaza por el mundo.
¡El mundo se desplaza a través de él!
Aferrado al absurdo
hasta la punta del cerro,
y dejarse caer en el barranco de la memoria.
Una vez más... dejarse caer.
para volver a levantarse...
Recoger el cadáver.
Reconstruir el mapa.
Echarse la casa al hombro.
El escenario a los huesos.
Y comenzar la función...
una vez más...
entre butacas vacías..