Nuestro teatro no va al choque. Está atrás en la historia. No busca encumbrarse en los altos centros de la cultura. Es de los suburbios, un teatro periférico, hecho de barricadas ideológicas. Para quien ha sido derrotado, para quien lleva el desencanto en su discurso, sólo le queda resistir en su espacio. Que el sistema siga gobernando, lejos, alienando conciencias, destrozando revoluciones, pero que no nos aniquile. No tenemos vida. No tenemos trabajo. No somos productivos. Sucumbimos a la institución. Ya no soñamos con cambiar la sociedad. El sistema nos tiene adormecidos. El sistema nos quiere adormecidos. Adormecidos y sin derecho a soñar.
Hay que despertar, estar atento, pendiente de cualquier engaño. Un teatro paranoico. Un teatro de trincheras.
Sólo se que nada sé.
Lijando la frontera existencial
Entre el ser y el no ser
Pere-ser
O
Ven-ser
Hasta vencer o perecer!!!
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